La vida se trata de cambiar. Gestión del cambio personal

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Escrito por Farid Krayem Ph.D.
Doctor en planeación estratégica. Creador del modelo MLH para hacer management de empresas con variables espirituales.

Se ha afirmado a lo largo del tiempo que el ciclo de la vida consiste en nacer, crecer, reproducirse y morir. Hay mucho que contar en el espacio existente en cada uno de esos puntos. Aquí nace también la gestión del cambio personal.

El cambio es algo que puede llegar a provocar miedo. Nos acostumbramos tanto a las cosas que cuando algo es diferente, la mayoría de las veces, lo rechazamos. Es normal, el cerebro se acostumbra a las repeticiones, esto lo hace para ahorrar energía.

Existe la zona de confort, donde sabemos “que todo está bien”. No importa si tu pareja te grita o te maltrata, o tu jefe tu trata como una basura, todo está bien. Cambiar implica salir de ahí, moverse a una zona no antes explorada que se conoce como la zona de aprendizaje, las cosas serán diferentes.

Cambios en el tiempo, la naturaleza humana y la gestión del cambio personal

El tiempo es un transcurrir, lo que quiere decir que no lo podemos detener. Impacta en nuestra manera de vivir, las cosas que son importantes ahora, quizás no lo serán mañana. Ejerce su poder sobre nuestros cambios corporales y sobre nuestro entorno.

Hay empresas que sobreviven muchos años, algunas un par apenas. Hay personas que conocemos durante mucho tiempo, otras un par de horas. El tiempo es en sí mismo un factor de cambio, y un referente al cuál recurrir. “Te acuerdas de aquellos tiempos”, siempre es un referente.

Es importante entender que el tiempo es una constante de cambio, de está manera podemos vivir a ritmo. Conozco personas que a sus 50s o 60s dicen “cuando yo fui campeón de Soccer en la secundaria”. No tiene nada de malo recordar los buenos tiempos, se complica cuando los buenos tiempos ya no te permiten vivir la buena vida.

Quedarse en los logros o en los fracasos del pasado, imposibilita poder lograr nuevas cosas en el presente. El cambio nos invita a vivir una cultura de mejora continua, de este modo es posible vivir un presente de excelencia. Vivir con excelencia no quiere decir vivir en el perfeccionismo.

El perfeccionismo es una enfermedad mental, una obstinación por no tener errores y rechazarlos. El error es el camino de la excelencia, no se puede triunfar sin errores. El repetir los mismos errores también es una enfermedad mental. ¿Cómo entender entonces la excelencia?, como la justa medida entre el error y el aprendizaje.

La cualidad de usar la inteligencia con el fin de tomar decisiones asertivas que nos ayuden a evitar, en función de nuestra experiencia, los errores para hacer las cosas bien a la primera. Esto es excelencia.

Buscar la gestión del cambio personal implica una búsqueda sincera de la excelencia de vida.

Dr. Farid Krayem

Buscar incansablemente la innovación (lo nuevo) que ayude al bienestar de todos, eso es la gracia de Dios, que nos ayuda a ser cada día mejores. En la cultura japonesa se dice que una empresa o una persona es exitosa si cada año es mejor que el anterior. Para poder ser mejores se necesita también determinar ¿cuáles son los puntos de comparación?, o lo que es lo mismo ¿mejor en qué?

Cambios en el cuerpo – Vivir la vida desde la piel que habitas

Somos seres de luz, somos inteligencia, somos meta-física. Todo pensamiento que generamos es un intangible, sin duda soy hay algo que no es mi cuerpo, que soy yo. Por eso es posible hacer planteamientos como “si me donan un riñón ¿soy otro?”, pues no nuestro cuerpo no somos nosotros. Habitamos la piel, la carne, los órganos.

Por ello merecen todo nuestro respeto, es nuestro templo. Se nos fue dado con millones de años de biología y genética. Con la capacidad hermosa del envejecimiento. Vamos por la vida siendo quién somos, con la plena certeza de que algún día partiremos.

Vemos cambios en nuestra capacidad para ver, para caminar, para aguantar ciertos ritmos. Cambios en nuestro rostro, e nuestra piel. Estos cambios, los aceptamos o no, pero suceden. ¿Qué implica el saber que somos finitos?, saber al mismo tiempo que podemos trascender. Los que tenemos hijos trascendemos a través de la educación que damos. Trascendemos a través de nuestras obras y dejamos como herencia las experiencias que hemos provocado en los demás.

Unos llegan, otros se van, solo las obras quedan. Aprender que nuestro cuerpo cambia, aceptar la finitud y la enfermedad cuando corresponde, es identificar nuestra propia condición falible. Desde una verdadera comprensión del ser podemos trascender, conocer el amor y la paz. “Solo los amorosos aman”, no es posible dar lo que no se tiene, por ello es importante aceptar los cambios de nuestro cuerpo. Para amarnos más.

Cambios en el procesamiento de la información – madurar no es morir ni envejecer

La historía de vida de cada quién. Los eventos y los acontecimientos forman parte de la madurez mental. Tim Kasser (2003) propone que la mente madura en la medida que acepta la complejidad sin necesidad de aferrarse a paradigmas duales. Por ejemplo, al principio pensamos que las cosas son correctas o incorrectas y juzgamos a los demás desde nuestro propio enfoque de la vida.

En la medida que vemos el pasar de la vida, comprendemos que algunas cosas son correctas para unos y otras para otros. Que nuestros gustos y nuestras creencias cambian a través del tiempo. Por ejemplo, ¿Qué pensabas del amor cuando tenías 15 años?, ¿qué piensas ahora?, en el cambio de estás creencias se puede visualizar una auto gestión del cambio personal.

Es normal que la vida nos invite a cambiar la forma en que vemos el mundo, ya que siempre aprendemos cosas nuevas. La dialéctica es el último paso de la complejidad mental. Confrontar nuestras propias creencias, el llegar a la verdad a través de saber que existe una antítesis igualmente válida; eso es abrazar la complejidad con paz.

Más allá de toda la complejidad está el orden y la calma que da el auto-conocimiento, entender porque pienso lo que pienso. Entender desde dónde vivo la realidad, esto es la clave de la asertividad en la vida.

Madurar por lo tanto no es hacerse viejo, es tener mayor profundidad en el conocimiento de sí mismo y tomar decisiones desde una mente más capacitada para la complejidad. Madurar es aceptar el cambio de creencias con calma y discernir lo que le hace bien al cuerpo y al espíritu más allá de las presiones sociales.

Cambios en el observador, “cambio yo cambia mi mundo”, la clave de la gestión del cambio personal

La forma en que vivimos la vida, la forma en que vemos el mundo: eso es el observador. Las personas y las organizaciones cambian por dos cosas por la exigencia de adaptarse a un nuevo contexto o por mejorar la calidad de vida.

El cambio ocurre cuando nos comprometemos con nuestros sueños. Cuando sabemos que podemos y queremos ser mejores de lo que somos actualmente.

Usted es el narrador de su propia historía y puede o no crear su propia leyenda

Isabel Allende

El cambio de observador nos presenta la oportunidad de cerrar la brecha entre lo que se es y lo que se quiere ser. La visualización del estado deseado es fundamental para el cumplimiento de nuestros sueños. Con calma y paciencia responder ¿en quién me quiero convertir?

Una vez que tengas esa respuesta pregúntate, ¿qué hace falta para lograrlo?

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